Y dejo de moverse, poco a poco perdió el control de su cuerpo, despacio su plumaje se inclinó, se tumbó sobre su lado derecho y sin contar con uno o dos espasmos de sus patas quedó inmóvil, sin querer decirlo lo sabíamos, vi en la mano de mi esposa la intención de erguirlo, de ayudarlo a pararse nuevamente, cierta negación había en esos dedos que se aproximaban a estimular al pequeño gorrión, tal vez si lo enderezaba este volvería a saltar, a revolotear como lo había hecho en días previos, llenando nuestro hogar con cantos de alegría y jubilo, pero con un ademan le hice entender que no tenía caso, el pequeño gorrión ya había trascendido por el ineludible camino por el que todos los organismos vivos habríamos de transitar, así, en cuestión de segundos mi mano había pasado de albergar calor y soporte a un pequeño animal débil, a cargar con un ínfimo recipiente inanimado, la esperanza se deslizó del párvulo cadáver y se escurrió entre las rejillas de mis dedos, alrededor de nosotros aún resonaban mis promesas despreocupadas, durante las horas de cuidado le describí a mi esposa la fortaleza de los animales silvestres y la larga vida que tendría después haber pasado por ese breve impasse, con el gato doméstico de sus padres, pero al cargar con mi mano el liviano contenedor de vida, vacío, todo aquello se había degenerado en mentiras.
Hicimos de ataúd una pequeña caja de cartón y lo enterramos en una angosta franja del jardín trasero, mi esposa desanimada escuchaba las últimas palabras que se le dieron a aquel animal silvestre, le expresé la suerte que tenía, así como yo, de haberse encontrado con una de las pocas personas que habrían cuidado y albergado a un bravío animal pequeño, sus últimas horas en el yermo las pasó sintiendo la calidez y las atenciones de alguien que derramó lágrimas al ver como la pequeña caja de un foco se perdía entre las frías capas de tierra del parterre.
So long pequeño birdie, expresa en el inframundo nuestras atenciones y consíguenos un trato indulgente cuando tengamos que hacerle frente a nuestro destino.