jueves, 14 de octubre de 2021

Verdad

En una tarde fría con un sol gris, que avergonzado iluminaba los pasillos del sanatorio mental, una madre yacía junto al portal del pabellón de mujeres, del otro lado de la gruesa mica que las separaba, usando ropa prestada, estaba su hija. El horario de visitas había pasado hace mucho, aun así, la madre se encontraba susurrándole al portal, esperando que éste le transmitiera el mensaje a la pobre alma enferma.
Arrugando su vestido, con sus ojos enmarcados en agua preguntó:

- ¿Aún escuchas las voces?
Sus ojos fijos, rodeados por los rayones y rasguños de la mica, descubrieron la verdad.

- Poquito menos mamá.

Una digna entrevista, compuesta por una sola pregunta.

martes, 29 de junio de 2021

marta

Claro, podría ser extraordinario, y fundirme como un cometa en el cielo estrellado, perpetuando el brillo de mi historia por siempre y siempre ser recordado cómo algo lejano, fuera de la norma, sin una regla con que se pueda medir, sin una medida que le corresponda, sin embargo por ti, sería lo más ordinario posible, sin brillo ni luz que permanezca fuera del olvido, porque tu memoria no implica una tarea titanica, tu solo esperas que sea yo en mi propio ser, y eso me vuelve perpetuo y extraordinario.

viernes, 7 de mayo de 2021

shh shh

Entre las horas de una cálida noche, me encontraba recostado en el vientre de las sombras, dormía y padecía de un sueño tan ligero y friable como una hoja de papel, apenas mi esencia flotaba entre las nubes de mi psique, mi cuerpo era traído de nuevo a la tierra por un estremecimiento que me recorría por completo, saltaba dentro del mismo cuenco de mi cama, estremecía mis piernas y brazos sobre una sabana blanca vestida del negro de la obscuridad y entre ellas mis brazos abrazaban el torso tostado de una mujer sin nombre, cada uno de mis sobresaltos fueron recibidos por la cintura de esta mujer, me afianzaba a ella como el cascajo real de un naufragio imaginario, en esa noche de horas eternas volví  de mi sueño espasmódico varias veces y solo veía su nuca y espalda innominada y desnuda, después de la tercera vez, entre el sobresalto y la desorientación sentí vergüenza y fue cuando a unos rayos tímidos de sol les susurré mi pena, y el silencio me respondió rozándome tiernamente mi mano con la suya, cómo calmando a un bebé sin sueño.

domingo, 17 de enero de 2021

Un nuevo Sol

Mandalay despierta de un sueño y aún frío sobre las sábanas revueltas de su cama piensa, en los libros románticos los amantes después de décadas de estar separados lo saben, saben que su otro ser ya no está, cómo si pudieran sentir el vacío que por fin se asentó, el final definitivo de una historia intermitente, inconclusa, ¿Sabré yo el día que mueras?. Se lo pregunta  mientras se calza sus pantunflas y mira  la ventana vacía del edificio de al lado, las blancas cortinas se batian sobre una sala sola, siempre que veía por su ventana obtenía la misma imagen.
30 años después entre el calor del verano  y los primeros rayos de un nuevo sol, Mandalay se despierta de manera intespestiva, ansioso se sienta  sobre el borde de la cama, intenta recordar sobre que iba su sueño, pero cuando siente que lo tiene en la punta de los dedos, se esfuma, dejando una sensación de vacío y duda, ¿Que me ha despertado?. Mira por la ventana y observa los juguetes de sus nietos regados por el jardín, los colores reflejan el sol y las nubes, debe ser día de cuidado, otra vez, se pone su bata y baja acompañado por las primeras risas y boztesos del día, la duda en su mente se disipa como un sueño que ya jamás tendrá.