viernes, 16 de febrero de 2024

cita a la una treinta de la tarde

Allí estábamos, ambos fingiendo, yo simulaba ser un psiquiatra experimentado que debía hacer una evaluación psiquiátrica, y él simulaba ser un preso, un policía que habían inculpado injustamente por un robo, era irrisorio y ambos lo sabíamos, pero teníamos que llevar a cabo la farsa, hablar por una hora o dos mientras contestaba fingidamente las preguntas falsas de un psiquiatra simulado, ¿que nos hacía diferentes?, las decisiones que tomamos casualmente nos pusieron a los dos en una misma habitación, pequeña, sofocada y gris. Aunque ambos saldríamos por la misma puerta, él doblaría en el pasillo hacia la izquierda, donde lo esposarían antes de llevarlo a su celda, yo giraría a la derecha y me subiría a mi auto, ¿éramos distintos?, después de la primera hora parecíamos iguales, mi quirúrgico holgado de color negro era de una tela distinta a su uniforme combinado gris, ambos llevábamos tenis blancos,  nacimos en el mismo año, de fe catolica, estábamos casados, ¿y si hubiéramos entrado en distinto orden a la habitación, él habría sido el psiquiatra falso, y yo el reo simulado?,  ¿que tal si se hubiera sentado en mi silla y yo en la de él, habría sido diferente?, tal vez él hubiera empezado a hacer las preguntas, y yo fatulamente las hubiera tenido que versar, ambos sabíamos del engaño en el que nos habíamos enredado, entre cada cuestionamiento nos aguantábamos la risa, con cada frase nos arriesgábamos a ser descubiertos, pero la pregunta seria ¿por quien?, ya nos habíamos engañados a nosotros mismos, ¿quien podría descubrirnos?.